domingo, 1 de diciembre de 2013

Ya se acerca el 8 de diciembre y junto a él el día de armar el árbol de Navidad. Por ello se me ocurrió escribir acerca de su historia y significado.



La historia del árbol de Navidad

 

Ya se avecinan las fiestas de Navidad y ¿qué mejor ocasión para conocer la historia del estupendo árbol navideño que armamos cada 8 de diciembre con tanta alegría? Ese árbol es sin duda el árbol de la paz, de la vida y del amor.

Existen por cierto muchísimas leyendas y tradiciones antiguas con respecto al origen del árbol navideño. No obstante, lo encontrado en archivos de historia sobre el árbol de Navidad  con respecto a cómo lo usamos y decoramos actualmente han de aparecer muy recientemente. De todas maneras, las contradicciones y diversas historias continúan de acuerdo a las costumbres de cada región y país, y por supuesto la cultura de cada lugar del mundo como así también la indispensable creencia del cristianismo. Por ello se encuentran historias vagas y otras fundadas en el origen cristiano del famoso árbol.

Se sabe  que desde la antigüedad en los pueblos, solían colocar en las chozas algunas plantas con hojas perennes y también flores otorgándoles a las mismas un significado que se hallaba entre lo religioso y lo místico. Por otro lado, tanto romanos como griegos tenían la costumbre de ambientar las casas con hiedra, en tanto que los celtas optaban por el  muérdago que tanto se usa como decoración hoy en día.

En relación a los celtas y su cultura, el árbol de navidad significaba algo muy sagrado y las creencias celticas mudaban alrededor de la sacralización de distintos elementos y poderes de la naturaleza.

En tiempos en que Europa ya se encontraba evangelizada, los cristianos o católicos, tomaron el armado del árbol con el fin de celebrar justamente el nacimiento de jasas, y a partir de allí el árbol pasó a ser un acto pagano.

Acercándonos a los últimos siglos los conceptos en referencia a su origen han tomado otras vías, y es por ello que la opinión más divulgada es que se arma y decora el árbol con luces y objetos porque el mismo tiene origen en el Paraíso. Son muchas las historias a lo largo de tantísimos años, pero hay algo que se debe destacar en todo lo hallado y es que en todas las culturas existían determinados aspectos simbólicos, que tendían siempre a lo místico o bien hacia lo poético.

En otras culturas, el árbol significaba la unión entre el cielo y al tierra, puesto  que como ven el árbol se eleva y cuanto más grade más bello, de allí que en los países orientales sea sinónimo de un encuentro  con lo divino.

Hay otro muchos otros significados tales como que significa abundancia, sabiduría, larga vida y febrilidad.

Pero abarcando más  lo cristiano el árbol navideño nos recuerda a Jesús quien llegó a la Tierra para ser el Mesías de la reconciliación, aunque también es interpretado como el árbol de la vida, de lo eterno. Dijo al respecto el Papa Juan pablo II: : “En invierno, el abeto siempre verde se convierte en signo de la vida que no muere […] El mensaje del árbol de Navidad es, por tanto, que la vida es ‘siempre verde’ si se hace don, no tanto de cosas materiales, sino de sí mismo: en la amistad y en el afecto sincero, en la ayuda fraterna y en el perdón, en el tiempo compartido y en la escucha recíproca” (Juan Pablo II, Audiencia, 19 de diciembre de 2004).

Finalmente, la forma de triángulo del árbol describe la Trinidad y cada rezo que se efectúa el 24 de diciembre, se asocia a un color el cual tiene a su vez un significado como por ejemplo el azul que expresa la reconciliación, el plateado que significa agradecimiento, o el rojo que es símbolo de petición. No obstante, el verde es el color  elegido en nuestro país a la hora de armar el árbol. Y en cuanto a los regalos que se depositan debajo del mismo, tiene que ver con el árbol de la Cruz la cual otorga todo tipo de bienes.

También los adornos tiene sus significados, y aquí la lista sería infinita pero para nombrar algunos podemos decir que la famosa estrella expresa fe y las bolas tan tradicionales representan las tentaciones, aunque hoy en día esta bolas tienen como significado los dones que el Señor otorga a los hombres. Y para terminar las luces que jamás faltan son la misma luz de Jesús. En relación a esto último, el Papa Benedicto XVI dijo en el año 2005: ““al encender las luces del Nacimiento y del árbol de Navidad en nuestras casas, ¡que nuestro ánimo se abra a la verdadera luz espiritual traída a todos los hombres y mujeres de buena voluntad! … Frente a una cultura consumista que tiende a ignorar los símbolos cristianos de las fiestas navideñas, preparémonos para celebrar con alegría el nacimiento del Salvador, transmitiendo a las nuevas generaciones los valores de las tradiciones que forman parte del patrimonio de nuestra fe y cultura”.
 
 
Lilia Canosa
 







 

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