La historia
del árbol de Navidad
Ya se
avecinan las fiestas de Navidad y ¿qué mejor ocasión para conocer la historia
del estupendo árbol navideño que armamos cada 8 de diciembre con tanta alegría?
Ese árbol es sin duda el árbol de la paz, de la vida y del amor.
Existen por
cierto muchísimas leyendas y tradiciones antiguas con respecto al origen del
árbol navideño. No obstante, lo encontrado en archivos de historia sobre el
árbol de Navidad con respecto a cómo lo
usamos y decoramos actualmente han de aparecer muy recientemente. De todas
maneras, las contradicciones y diversas historias continúan de acuerdo a las
costumbres de cada región y país, y por supuesto la cultura de cada lugar del
mundo como así también la indispensable creencia del cristianismo. Por ello se
encuentran historias vagas y otras fundadas en el origen cristiano del famoso
árbol.
Se
sabe que desde la antigüedad en los
pueblos, solían colocar en las chozas algunas plantas con hojas perennes y también
flores otorgándoles a las mismas un significado que se hallaba entre lo
religioso y lo místico. Por otro lado, tanto romanos como griegos tenían la
costumbre de ambientar las casas con hiedra, en tanto que los celtas optaban
por el muérdago que tanto se usa como decoración
hoy en día.
En relación
a los celtas y su cultura, el árbol de navidad significaba algo muy sagrado y
las creencias celticas mudaban alrededor de la sacralización de distintos
elementos y poderes de la naturaleza.
En tiempos
en que Europa ya se encontraba evangelizada, los cristianos o católicos,
tomaron el armado del árbol con el fin de celebrar justamente el nacimiento de jasas,
y a partir de allí el árbol pasó a ser un acto pagano.
Acercándonos
a los últimos siglos los conceptos en referencia a su origen han tomado otras vías,
y es por ello que la opinión más divulgada es que se arma y decora el árbol con
luces y objetos porque el mismo tiene origen en el Paraíso. Son muchas las historias
a lo largo de tantísimos años, pero hay algo que se debe destacar en todo lo hallado
y es que en todas las culturas existían determinados aspectos simbólicos, que tendían
siempre a lo místico o bien hacia lo poético.
En otras
culturas, el árbol significaba la unión entre el cielo y al tierra, puesto que como ven el árbol se eleva y cuanto más
grade más bello, de allí que en los países orientales sea sinónimo de un
encuentro con lo divino.
Hay otro
muchos otros significados tales como que significa abundancia, sabiduría, larga
vida y febrilidad.
Pero abarcando más lo cristiano el árbol navideño nos recuerda a Jesús
quien llegó a la Tierra para ser el Mesías de la reconciliación, aunque también
es interpretado como el árbol de la vida, de lo eterno. Dijo al respecto el
Papa Juan pablo II: : “En invierno, el abeto siempre verde se
convierte en signo de la vida que no muere […] El mensaje del
árbol de Navidad es, por tanto, que la vida es ‘siempre verde’ si se hace don, no
tanto de cosas materiales, sino de sí mismo: en la amistad y en
el afecto sincero, en la ayuda fraterna y en el perdón, en el tiempo compartido
y en la escucha recíproca” (Juan Pablo II, Audiencia, 19 de diciembre de 2004).
Finalmente, la forma de triángulo del árbol describe la Trinidad y cada
rezo que se efectúa el 24 de diciembre, se asocia a un color el cual tiene a su
vez un significado como por ejemplo el azul que expresa la reconciliación, el plateado
que significa agradecimiento, o el rojo que es símbolo de petición. No obstante,
el verde es el color elegido en nuestro
país a la hora de armar el árbol. Y en cuanto a los regalos que se depositan
debajo del mismo, tiene que ver con el árbol de la Cruz la cual otorga todo
tipo de bienes.
También los adornos tiene sus significados, y aquí la lista sería infinita
pero para nombrar algunos podemos decir que la famosa estrella expresa fe y las
bolas tan tradicionales representan las tentaciones, aunque hoy en día esta
bolas tienen como significado los dones que el Señor otorga a los hombres. Y
para terminar las luces que jamás faltan son la misma luz de Jesús. En relación
a esto último, el Papa Benedicto XVI dijo en el año 2005: ““al encender las
luces del Nacimiento y del árbol de Navidad en nuestras casas, ¡que nuestro
ánimo se abra a la verdadera luz espiritual traída a todos los hombres y
mujeres de buena voluntad! … Frente a una cultura consumista que tiende a
ignorar los símbolos cristianos de las fiestas navideñas, preparémonos para
celebrar con alegría el nacimiento del Salvador, transmitiendo a las nuevas
generaciones los valores de las tradiciones que forman parte del patrimonio de
nuestra fe y cultura”.
Lilia Canosa
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