sábado, 28 de diciembre de 2013

La carta de una madre a su hijo, bellísima...

Hola hijo:

Esta noche hemos estado juntos. Muy juntos. LLevas un par de días malito, con ese virus que se agarra siempre a tu pechito y quiere que no respires bien...
A pesar de todo, de las mascarillas, jarabes, que miras con cara de susto, me sonríes con más ternura que nadie.

Y es cierto, que eres especial. Y algunas veces me pregunto por qué no estoy triste. Por qué al mirarte no veo lo que no consigues hacer. Por qué solo veo lo maravilloso que eres. Veo a una personita luchadora, que no deja de perseguir su sueño. Y contra todo pronóstico, has conseguido alcanzar metas impensables. Y eso lo has hecho tú solo. 
Yo he estado a tu lado, aplaudiendo, llorando de emoción, cuando me retabas con la mirada. Cuando no me haces caso y te subes a todos los sitios. Cuando te escondes debajo de las sábanas...

Ahora te has quedado dormidito, tras una noche de toses y llantos... Te miro y te aprieto fuerte contra mi pecho. Y escribo con la respiración entrecortada por las lágrimas. Así, mirándote mientras sueñas tranquilo, me doy cuenta de que debo seguir luchando. Tengo que darte armas para ser fuerte. Valor para seguir siendo mi héroe.

Esa es mi misión de vida. Entrenar y guiar a mis hijos. Y a tí, que llegaste para enseñarme a reír entre las lágrimas, reservaré clases extra. Para ayudarte, para que me ayudes...


No hay comentarios:

Publicar un comentario