lunes, 2 de diciembre de 2013

La maravillosa historia de una mujer que fue un ejemplo admirable. ¿Su nombre? Hellen Keller

La Familia de Helen:

Helen Adams Keller nació el 27 de junio de 1880 en Tuscumbia un pequeño pueblo en Alabama, noroeste de los Estados Unidos. Era la hija del capitán Arturo Henley Keller y Kate Adams Keller, ella nació con los sentidos de la vista y oídos normales.
Arturo H Keller era alto, rubio, con los ojos azules. Ella era unos veinte años más joven que el capitán Keller, un marido excepcional que había servido orgulloso al ejército creado durante la guerra civil americana.
La casa en la que vivían era sencilla, hecha en tablilla, pintada de blanco, construida en 1820, por los abuelos de Helen. En el momento del nacimiento de Helen, la familia se encontraba alejada del capitán Keller, él se ganaba la vida como dueño de una plantación del algodón y era redactor de un periódico local, el "Alabamian del norte". La madre de Helen, trabajaba en la plantación y ahorraba el dinero haciendo su propia mantequilla, manteca de cerdo, tocino y jamón.
Su enfermedad
La vida de Helen cambió dramáticamente. En febrero de 1882, cuando Helen tenía diecinueve meses, adquirió su enfermedad. Aunque en la actualidad la naturaleza de su enfermedad sigue siendo un misterio, en esa época los doctores la llamaron "fiebre del cerebro", mientras que ahora se piensa que pudo haber sido una escarlatina, encefalitis o meningitis.
 
En ese momento y por la gravedad de la enfermedad se esperaba que Helen muriera, pero cuando finalizó la etapa de fiebre, la familia pensó que todo estaba bien otra vez y que Helen había vuelto a ser la de antes, sin embargo, la madre de Helen pronto notó cómo su hija no podía responder cuando sonaba la campana de la cena y cómo no podía ver cuando ella pasaba su mano delante de los ojos de su hija. Llegó a ser así evidente que la enfermedad de Helen le había dejado sordo-ciega.
 
Su enfermedad trajo consigo problemas de comportamiento, "pataletas", por ejemplo lanzaba platos y encerraba a su madre en un armario, por lo que sus parientes la veían como un monstruo y pensaron que debía institucionalizarse.
 
En el momento en que Helen cumplió 6 años su familia estaba desesperada. Ocuparse de Helen costaba demasiado para ellos. Kate Keller había leído el libro "notas americanas" de Charles Dickens en donde el hablaba del trabajo fantástico que se había hecho con otro niña sordo-ciega, llamada Laura Bridgman, entonces viajaron donde un médico especialista en Baltimore para que los aconsejara.
 
Allí se confirmó que Helen nunca vería u oiría otra vez, pero este doctor creyó que Helen podría ser educada y aconsejó visitar a un experto en educación de sordos. Este experto era Alexander Graham Bell, el inventor del teléfono, Bell ahora se concentraba en lo que él consideraba su vocación verdadera, la enseñanza de niños sordos.
 
Alexander Graham Bell sugirió que los Keller debían escribir a Michael Anagnos, director de la hoy escuela Perkins para ciegos en Massachussets, y solicitar un profesor para Helen. Michael Anagnos, le dio mucha importancia al caso de Helen y recomendó inmediatamente una antigua alumna de la institución, esa mujer era Anne Sullivan.

Detrás de cada ser existe una historia y muchas veces mucho más dura que la propia.


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