sábado, 14 de diciembre de 2013



La angustia compromete tu futuro


    Estamos tan angustiados que no damos crédito a nada de lo que está por
delante. El desánimo y la desesperanza nos paralizan, ya que se mezclan con
el temor al futuro.
    La fuerza interior parece haber desaparecido, y las decisiones que tomamos
las realizamos en base a lo que sentimos. «Me gusta, me quedo. No me gusta,
me voy. Hoy me siento bien, mañana mal.» No tenemos ganas de hacer nada,
o lo que antes nos atraía ahora ya no nos atrae.
    Estamos confundidos, la vida resulta absurda y sin sentido alguno. Y es en
este malestar cuando la persona expresa todo su dolor, se queja
continuamente y todo le molesta. La persona que está angustiada siente que
no hay futuro, que de esta no va a salir, que los problemas y las presiones la
superan.
 
 
 
Debemos concentrarnos en lo bueno del presente. Y nunca olvidemos que
lo mejor está por venir.
 
 
 
 
  
 
 
 
 
 
 
 
 
 Todo lo que nos pasa, incluso el dolor,
podemos transformarlo en aprendizaje.

 
 
 
 

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