lunes, 13 de enero de 2014

CIELO E INFIERNO

Un rabino mantuvo una conversación con Dios acerca del Cielo y el Infierno, cuya diferencia esencial no acertaba a comprender.

- "Te mostraré el Infierno", dijo Dios, y lo condujo a una habitación en medio de la cual había una enorme mesa redonda. La gente sentada alrededor estaba hambrienta y desesperada. En medio de la mesa había un gran guiso, lo bastante grande como para alimentarlos a todos y que sobrase.

El aroma era delicioso y al rabino se le hizo agua la boca.

Las personas sostenían unas cucharas con mangos muy largos. Cada una descubría que podía alcanzar el guiso y llenar la cuchara, pero como el mango era más largo que su brazo, no le permitía llevarse la comida a la boca. 

El rabino comprendió fácilmente el terrible sufrimiento de aquellas personas, que permanecían juntas pero solitarias, padeciendo un hambre eterna delante de una abundancia inagotable. "Y ahora te mostraré el Cielo", le dijo Dios.

Entraron a otra habitación, exactamente igual a la primera. Allí estaba la misma gran mesa redonda y el mismo guiso. Las personas también estaban equipadas con las mismas cucharas de mango largo, pero se las veía bien alimentadas y sanas; reían y hablaban entre sí, juntas y solidarias.

El rabino no entendió la diferencia. 

"Es muy sencillo -le dijo Dios-.

Han aprendido a alimentarse unos a otros".


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