¿Te
encuentras en el lugar de la queja?
Hay muchísima gente que se pasa el
día quejándose por todo. Es un círculo del cual no salen. Todo está mal, nada
sirve, su sufrimiento siempre es culpa de otros u otros. Los demás siempre son
los causantes de su situación actual. Entonces continúan quejándose de las
actitudes de esos otros para no hacerse cargo de sus propias vidas. Nadie le
arruina la vida a nadie. (No voy hablar aquí de excepciones como abusos, etc.).
Desde que se levantan hasta que se acuestan viven echando culpas de su dolor,
de su vida actual, de su manera de ser,
de aquello que pudieron o no hacer, de lo que debieron hacer y así podríamos
continuar largamente.
El que se queja no sólo está
proyectando la culpa en otro sino y lo que es más importante, es que no se está
haciendo cargo de su vida. Entonces la persona quejosa sólo desea que el otro
cambie cuando en realidad es él quien debe cambiar.
Cuando la persona sale, se corre del
lugar de la queja aprende a responsabilizarse de todo aquello que le acontece y
entonces dirige su mirada a su interior y no a su entorno.
Cuando se echa la culpa a otros del
dolor, las angustias, los pesares, se ocasiona
la queja derivada de un rechazo frente a quienes supuestamente le
hicieron daño. Quien se queja permanece en este fastidioso y enfermizo estado
tratando que los otros le comprendan y le den la razón.
Por ello si te sientes en este lugar
salte de él y busca en tu interior qué es lo que sucede en tu vida y cuáles son
las causas que te atormentan o te impiden que seas feliz. Lo ideal, lo que
corresponde es aceptar lo que sucede, enfocar las cosas de otra manera tratando
de hallar esa fortaleza que te ha de ayudar a enfrentar todas las situaciones
que te perjudican.
Aquí también te encontrarás con una
lección a hacer: permanecer en la queja dañando a tu entorno y haciéndolos
cargo de algo que no les corresponde o al contrario decidir hacerte cargo de tu
vida.
Es necesario llevar la mirada al
interior, perdonar a quien creemos que no dañó y comenzar a ser uno mismo por
sí mismo sin estar buscando permanentemente la aprobación del otro. No es una
tarea fácil porque quien se queja está en un lugar cómodo aunque doloroso pero
ya está acostumbrado y salir a la vida y defender la propia es una tarea que ha
de llevar su tiempo.
Lo importante es no dañar a otros
con el rencor o la ira, y encontrar qué cosas nos hacen mal para poder
modificarlas. Sólo uno es amo de su vida, nadie puede intervenir. Es el propio
deber de responsabilizarse y de crecer a fuerza de equívocos y aciertos. Piensa
que permanecer en la queja es sufrir de por vida y sobrevivir mientras que hacerse cargo de esa vida, que es nada más y
nada menso que la de uno es sanarse y salir al mundo como un buen adulto capaz
de lograr todo aquello que desea y reparar lo que le puedo haber causado daño.
Como siempre digo todo es posible y sugiero siempre lo mejor para cada uno. Ya
lo dijo Séneca: “Sin razón se queja del mar el que otra vez navega”. Y te dejo
una frase para mí de cabecera muy acertada expresada por William George Ward:
“·El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista
ajusta las velas”. ¿Y tú con
quien te identificas? Y por último ya para errar te dejo una algo más fuerte
dicha por Higo Ojetti: “Quejarse es el pasatiempo de los incapaces”.
Lilia Canosa
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