¿Qué es un
mandala?
Muchos
pensarán que el uso de los mandalas nació junto con la Nueva Era y sin embargo,
el mandala es todo un arte milenario que además había descrito Jung hace ya
muchos años. El mandala es una imagen geométrica o bien una representación
simbólica del universo, y el mismo nace del Budismo y del Brahmanismo.
Si bien
como se dijo el mandala tiene su origen en la India, otras culturas como la de
los indígenas de América, o los aborígenes de Australia también lo han
incorporado desde tiempos remotos.
Los
mandalas son una suerte de soportes
gráficos que permiten que el ser humano llegue a la meditación y concentración,
y así expresar su naturaleza y creatividad.
Mandala
significa en sanscrito círculo (bindu) y es un arquetipo del universo de acurdo
a la cosmología budista.
Cada
mandala se halla constituido por diferentes figuras y formas de todo tipo, pero
siempre concéntricas representando las características más importantes de todo el universo. El acto de colorear o
dibujar un mandala provoca una fuerte concentración de la energía en un solo
punto, y es por ello que se puede meditar mientras se trabaja con él.
Todo
mandala puede representar diferentes aspectos como los que conciernen al mundo
sutil, a lo mágico o a lo espiritual. Es en la práctica del yoga que los
mandalas juegan un rol muy importante y útil,
pues ayudan a ver de forma más clara los aspectos de la vida interna, y
así ordenarlos tanto en el nivel de sus centros de energía sutil (los chakras)
como en el plano de la vida material, emocional, psicológica y por supuesto
espiritual.
Volviendo a
Jung, este gran psicólogo dedicó gran parte de su obra a estudiar estas
representaciones y la influencia que tienen en el inconsciente. Llegó entonces Jung a deducir que los
mandalas condensan y centralizan las energías del cosmos y también de las
personas, otorgándole un sentido de armonía a todo tipo de situación ya sea de
caos o de confusión, y por tal motivo es
un elemento que abre otra puerta hacia la sabiduría espiritual. Sin duda los
mandalas son una manera muy efectiva y con mucho potencial para poder ordenar
equilibradamente las energías, sean éstas del cosmos o de cada ser. Para quien
guste puede leer un libro que Jung dedicó al tema de los mandalas titulado: “El Secreto de la flor de Oro”. Es más, fue
el mismo Jung quien utilizó los mandalas en sus terapias con el fin de alcanzar
la búsqueda de la individualidad en cada ser humano. De allí que hoy sean muy
útiles en los niños con ciertas discapacidades o en enfermos mentales.
Inventar, crear un mandala o colorearlo y al mismo
tiempo meditar junto a ellos, es una muy efectiva herramienta para despertar la
imaginación y aumentar el potencial de creatividad, debido a que gracias a él
se expande la conciencia y nos permite conectarnos con nuestro propio Ser. El
mandala nos ayuda a armonizarnos, a lograr la paz, nos ubica en el centro, y es
allí donde encontramos el bienestar.
Lilia Canosa
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