lunes, 25 de noviembre de 2013


¿Orar es lo mismo que rezar?

 

Vamos a aclarar el panorama. Una cosa es rezar y otra mucho más profunda es orar. Quienes pertenecen a una determinada religión como por ejemplo el catolicismo rezan, vale decir repiten un Padrenuestro, un Ave maría ya sea por una enfermedad, para agradecer o para cumplir con los mandamientos de la Iglesia.  Si bien a través del rezo nos acercamos a Dios, orar implica una comunión más profunda con ese ser Superior que es Cristo, Dios, padre o como cada quien desee llamarlo.

Así como al rezar repetimos automáticamente una pegaría, el hecho de orar es completamente diferente. Cuando oramos, estamos a solas y es en cierta medida una manera profunda de meditar. Estamos en contacto con ese Ser Superior y hablamos con Él como si fuera nuestro amigo. Orar es conversar con Dios, y de todo. Podemos hablar con Dios acerca de nuestra vida cotidiana, de nuestras aflicciones, de nuestros problemas, pedirle que nos guíe, agradecerle y mucho más. Es entrar en un contacto mucho más profundo, en donde nos alejamos del mundo, y permanecemos con esa voz interior que le habla a Dios. Generalmente orar es mucho mejor que rezar, pues es una manera de tener a ese Dios sea la religión que sea, a nuestro lado, y estar en contacto con Él en un momento determinado del día, encerrados en un cuarto, a solas y en silencio.

No hay hasta el día de hoy un concepto bíblico sobre la oración, sólo se sabe que  orar es abrir nuestro corazón y nuestra alma a Dios, pedir perdón por nuestros y agradecer. Rezar es entonces algo más aburrido y mecánico. No es normal que por ejemplo un adulto o un adolescente pasen horas rezando como las monjas o curas porque no se soluciona nada. Con rezar una sola vez somos escuchados. El acto de orar es mucho más amplio, es un diálogo a solas en donde nos abrimos completamente. Claro que la Iglesia no está muy a favor de esta manera de orar, o meditar porque siempre va a pedir que recemos por cada cosa. No obstante, cuando oramos también pensamos en los enfermos, en los desocupados, en la gente feliz, en quienes precisan una mano y así vamos incluyendo y comentando a Dios todo lo que sucede en nuestro entorno pidiendo que nos ayude a seguir ayudando a otros y a nosotros mimos.  Cada quien sabrá que desea hacer pero mediten acerca de la cuestión. Creo que la gente reza mucho porque no encuentra la manera de orar, no sabe cómo hacerlo. Si un Padrenuestro no cambia nuestro rumbo es porque necesitamos orar, ya seguiremos con este tema.
Lilia Canosa
 

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