martes, 26 de noviembre de 2013

Comparto con tod@s esta excelente reflexión que debemos tener en cuenta para dejar de vivir dependiendo de la aprobación de los demás y hacer lo que a uno le dicta el corazón


"Tu tiempo es limitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto. No quedes atrapado en el dogma, que es vivir como otros piensan que deberías vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás acallen tu propia voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje para hacer lo que te dicen tu corazón y tu intuición."

Steve Jobs

 

Los mandalas ¿sirven como terapia?

 

Estoy completamente convencida, y me propongo en este apartado aconsejar el uso de los mandalas no sólo como una suerte de expresión artística que por cierto lo es, sino que a su vez sirven para relajarnos, para abstraernos del mundo, para plasmar nuestros sentimientos en él  y así encontrar una relajación  del cuerpo como una paz interior.

Hoy existen en el mercado mandalas de todo tipo: de luz, de relajación, de armonía, de abundancia y muchos más.  Podemos escoger un pequeño libro del tipo de mandalas con el cual  nos sintamos identificados. El mandala, el dibujo en sí mismo atraerá nuestra atención y despertara sentimientos e imaginación en cuanto a cómo hemos de colorearlo.

En casa, en un m momento de suma tranquilidad, con una música ambiental  a bajo volumen, comenzar a colorear estos mandalas y hacerlo con los colores que nos vengan en mente. No tratemos de hallar una explicación. Lo importante en primer lugar es encontrar placer y calma. Cuando lo finalicemos veremos que los colores empleados tienen que ver  mucho con nuestro estado de ánimo de ese momento en particular.

Al realizar esta placentera tarea además de encontrar paz y sentir calma exponemos frente a mostros mismos las emociones del momento. Por ello es muy útil también para los niños, sobre todo para aquellos que sufren de déficit de atención o tienen alguna discapacidad. Por otro lado se les ofrece a personas con problemas psicológicos. Algunos lo harán más rápido otros tendrán menos ansiedad y se tomarán su tiempo. Todo dependerá de nuestro estado emocional. Lo ideal es colorear con calma observando bien la figura. Pintarlo muy rápido no relaja. Para quienes desean meditar, este es un muy buen comienzo porque la parte intelectual del cerebro y las emociones juegan un papel muy importante.

En relación a los colores que utilizamos, los podemos analizar nosotros mismos una vez finalizado el mandala. Los grises y negros son tonos negativos. En cambio el rojo indica la pasión, el amor y la sensualidad. Por otro lado, el blanco significa pureza e iluminación. El azul como siempre se supo es un color calmo, de paz, alegría y de placer. El amarillo y el naranja son muy positivos, muy energéticos expresando simpatía, luz dinámica y energía. El rosa es un tino muy femenino y muestra la dulzura que poseemos. El verde es un color muy importante, porque significa sanación como así también fe y esperanza. El color oro da a entender vitalidad y sabiduría, en tanto que el color plata muestra ciertas emociones fluctuantes.

Tampoco debemos acomplejarnos por los colores empleados. Si deseamos, al pintar un segundo manadala podemos comparar y así ver el cambio positivo o negativo en nuestro estado emocional. Esta terapia es muy económica y realmente muy agradable. Podemos bajar muchos estilos de mandalas desde internet, o comparar pequeños o grandes cuadernillos con diversos motivos, como la naturaleza, la paz, los animales, las formas o también mandalas más complicados en donde las figuras están formadas por líneas muy finas y círculos más difíciles de localizar y pintar.
 
Lilia Canosa
 

 

 

 


 

lunes, 25 de noviembre de 2013



CUANDO APRENDAS A CONSIDERAR TU VIDA


Cuando aprendas a considerar tu vida y cuanto hay en ella como el milagro que es, comprenderás enseguida que quejarse es desperdiciar el milagro que eres.

Cada instante que pasas disgustado, desesperado, angustiado, furioso o dolido a causa del comportamiento de otra persona es un instante en el que renuncias al control sobre tu vida

Obsérvate a ti mismo ...
y a los demás en este mundo disparatado, y después decide que es mejor, pasear por ahí la rabia o desarrollar un sentido del humor que te proporcionará a ti y al prójimo el más preciado de todos los dones: la risa.

En la vida todo es paradoja. Cuanto más desees la aprobación, más contundente será la negativa de los demás a aprobarte; cuanto menos te importe el que te aprueben o no, más aprobación conseguirás.

Cuando alcanzas suficiente paz interior y te sientes realmente positivo, es prácticamente imposible que otra persona te controle y te manipule.

Si eres feliz, si vives cada momento aprovechando al máximo sus posibilidades, entonces eres una persona inteligente.

Si crees totalmente en ti mismo, no habrá nada que esté fuera de tus posibilidades.

En verdad no puedes crecer y desarrollarte si sabes las respuestas antes que las preguntas.

No necesitas admitir a nadie en tu vida a menos que llegue cargado de afecto y armonía.

El progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue haciendo las cosas tal como siempre ha hecho.

No dejes que los planes que tienes para ti sean más importantes que tú mismo.

¡Vive! ¡Ama! ¡Se Feliz!
 

WAYNE W. DYER
 
 
 
 


 


 

¿Orar es lo mismo que rezar?

 

Vamos a aclarar el panorama. Una cosa es rezar y otra mucho más profunda es orar. Quienes pertenecen a una determinada religión como por ejemplo el catolicismo rezan, vale decir repiten un Padrenuestro, un Ave maría ya sea por una enfermedad, para agradecer o para cumplir con los mandamientos de la Iglesia.  Si bien a través del rezo nos acercamos a Dios, orar implica una comunión más profunda con ese ser Superior que es Cristo, Dios, padre o como cada quien desee llamarlo.

Así como al rezar repetimos automáticamente una pegaría, el hecho de orar es completamente diferente. Cuando oramos, estamos a solas y es en cierta medida una manera profunda de meditar. Estamos en contacto con ese Ser Superior y hablamos con Él como si fuera nuestro amigo. Orar es conversar con Dios, y de todo. Podemos hablar con Dios acerca de nuestra vida cotidiana, de nuestras aflicciones, de nuestros problemas, pedirle que nos guíe, agradecerle y mucho más. Es entrar en un contacto mucho más profundo, en donde nos alejamos del mundo, y permanecemos con esa voz interior que le habla a Dios. Generalmente orar es mucho mejor que rezar, pues es una manera de tener a ese Dios sea la religión que sea, a nuestro lado, y estar en contacto con Él en un momento determinado del día, encerrados en un cuarto, a solas y en silencio.

No hay hasta el día de hoy un concepto bíblico sobre la oración, sólo se sabe que  orar es abrir nuestro corazón y nuestra alma a Dios, pedir perdón por nuestros y agradecer. Rezar es entonces algo más aburrido y mecánico. No es normal que por ejemplo un adulto o un adolescente pasen horas rezando como las monjas o curas porque no se soluciona nada. Con rezar una sola vez somos escuchados. El acto de orar es mucho más amplio, es un diálogo a solas en donde nos abrimos completamente. Claro que la Iglesia no está muy a favor de esta manera de orar, o meditar porque siempre va a pedir que recemos por cada cosa. No obstante, cuando oramos también pensamos en los enfermos, en los desocupados, en la gente feliz, en quienes precisan una mano y así vamos incluyendo y comentando a Dios todo lo que sucede en nuestro entorno pidiendo que nos ayude a seguir ayudando a otros y a nosotros mimos.  Cada quien sabrá que desea hacer pero mediten acerca de la cuestión. Creo que la gente reza mucho porque no encuentra la manera de orar, no sabe cómo hacerlo. Si un Padrenuestro no cambia nuestro rumbo es porque necesitamos orar, ya seguiremos con este tema.
Lilia Canosa
 

La importancia de meditar

 

En estos tiempos en donde vivimos corriendo toda la jornada, trabajando, llevando a los chicos a la escuela y haciendo otras actividades, necesitamos tomarnos un tiempo diario para estar a solas con nosotros mimos, para pode relajarnos, encontrar una hora al día al mínimo para contactarnos con nuestro ser interior y esto es posible hacerlo en casa, siempre muy cuando no seamos molestados por nada ni nadie.

 

Se trata de un tiempo propio al cual tenemos derecho y el cual debemos priorizar. ¿Cómo meditar? En primer lugar escoger una hora del día, a la mañana muy temprano o ya tarde por la noche y ubicarnos en una habitación silenciosa pidiendo no ser molestados. Podemos poner una música ambiental  muy suave que relaje y si deseamos encender algunas velas aromáticas. Luego nos sentamos en un cómodo sillón, o si preferimos  también podemos escoger recostarnos en un sofá o una cama. Lo ideal es sentirse  en una posición  bien confortable y que el ambiente genere paz.

 

Cuando ya nos encontramos relajados, el primer paso a dar para alcanzar una buena meditación es concentrarnos en la respiración. Inhalar por la nariz y exhalar por la boca cada vez más espaciadamente para calmar el organismo y la mente. Si queremos nos podemos ayudar de alguna oración, una visualización positiva y relajante, o en la misma música. No importa lo que sea, pero debemos alcanzar placer y paz.

Siempre conscientes de este estado, cerramos los ojos vamos aflojando poco a poco cada miembro, los brazos, el abdomen, las piernas. Al estar totalmente como en una nube y medio adormecidos, visualizamos un paisaje de la naturaleza, colores que nos den paz  y nos contactamos con nosotros mismos. Es necesario escuchar nuestro silencio interior, sentir las emociones, vivirlas en silencio y conectar con el alama. Es en el alama que se halla la fuente de la sabiduría. Así vamos realizando cambios que nos benefician como perdonar, pedir por alguien, quitarnos el resentimiento y el mal humor para recuperar la fortaleza y el poder  que llevamos dentro.

Claro que un día no han de notar cambios profundos, pero con el correr de la semana la vida comienza a cambiar y nos vemos diferentes hacia notros y hacia los demás. Nos cargamos de más energía positiva y a su vez nos enamoramos no sólo de nosotros, sino de todo y de todos. Comenzamos a amar la vida, las cosas sencillas, el presente. Comenzamos a valorar y desde este comienzo meditativo, la gente de nuestro entorno nos encontrará diferentes porque nuestros rostros ya no dibujaran enojo ni ira, sino todo lo contario: plenitud. Dios es Amor y el alma es Dios, es nuestra parte divina y sublime en todos, y  cuando la localizamos en otros  nos vuelve con mayor resplandecer. Por ello no nos identifiquemos más solo con lo físico, demos importancia al alma que sana, que cura, que protege, que deviene nuestro refugio.
Lilia Canosa
 
 

 

 

 

 

 

El arte de dar y recibir

 

¡Si cada uno de nosotros diéramos algo de si mismo sin pedir nada a cambio! ¡Cuánto recibiríamos! No debemos olvida como dice Maharaj que la vida es un milagro y una sublime oportunidad y sólo tenemos una, así que les propongo que despertemos y que comencemos a practicar el bello arte de dar que nos dará como recompensa una re confortación enorme, y una dicha imposible de explicar con palabras. Necesitamos dar, necesitamos dar lo aprendido, no debemos guardarnos nada. Hay muchas maneras de dar.

Si somos profesionales compartamos todo nuestros conocimientos. Si tanto hemos leído sobre espiritualidad, no basta con tener los libros, es necesario  demostrar a través de acciones que dar nos eleva como seres, como almas. Claro que no hay que dar por dar, ni mucho menos porque nos sobra. Hay que dar de corazón. Se dice que la gente más humilde y más sencilla es la que más da ,y no me cabe duda alguna. Tener siempre las manos abiertas y los brazos extendidos. Si no poseemos cosas materiales, podemos apoyar, contener, abrazar, escuchar al otro. Es la única vía por la cual nos sentiremos plenos y verdaderamente felices. Ya lo decía Jesús: “Nunca se cansen de hacer el bien”. ¿Qué recibimos? El amor de ese otro, su sonrisa, su “gracias”, su alegría.  Recibimos en la medida que damos, y de repente puede que no lo recibamos de la persona a quien ayudamos, sino que la rueda de la vida nos los devuelva desde otro lugar. Debemos dejar huellas gente.

Debemos olvidar lo material pues es algo transitorio que va y viene, mientras la vida del día a día con todo lo que ello implica es nuestro presente, y lo que nos ha de ayudar a transcender y ayudar a otros a que transciendan.  Recordemos que la vida es un viaje más que valioso, entonces si sabemos dar y recibir amor sabremos qué es la dicha. ¡Triste aquél que no conoce el verdadero amor! Todos los días salgamos a la calle con una actitud de gratitud hacia la vida y hacia nuestros hermanos. Cuando sepamos lo que es ser grato y humildes, sabremos entonces recibir,  y de hecho la vida nos dará más de lo que pedimos. Cada vez que recibamos agradezcamos. Todo aquello que no se agradece se pierde, y lo que se agradece se potencia y se vuelve parte de nuestra esencia.

Aprendamos cada día a dar,  a comprender, a escuchar, a agradecer, a tender una mano, a levantar a nuestro prójimo cuando se cae y la vida fluirá en paz y seremos dichosos.
¡Pongámonos en marcha!
 

 

 

 
Reflexión ~ La felicidad
Un político, un empresario y un intelectual visitaron
al sabio Lao Tsé. Habían oído que era feliz.

Al verle, los tres sintieron que su presencia emanaba...

armonía, paz y serenidad.

-“¿Acaso tienes poder sobre otros hombres?”, le preguntó el político.

Lao Tsé negó con la cabeza.

-“El único hombre del que soy dueño es de mí mismo”.

El empresario intervino:

-“¿Acumulas riquezas materiales?”.

El sabio volvió a negar.

-“Lo único que tengo son estas ropas que llevo puestas”.

El intelectual añadió:

-“¿Has alcanzado todo el conocimiento que los eruditos anhelan poseer?”.

Lao Tsé negó con la cabeza por tercera vez.

-“El único conocimiento que atesoro es el que me brinda mi experiencia”.

Desconcertados, los tres hombres preguntaron:

-“Y entonces, dinos: ¿cuál es la causa de tu felicidad?”.

El sabio sonrió: “La verdadera felicidad no tiene ninguna causa.
Estoy vivo, y es lo único que necesito para ser feliz”.

Lao Tsé
“Anatomía de la codicia”