jueves, 6 de febrero de 2014

Para reflexionar...


En la facultad de Medicina, el profesor se dirige a un alumno y le pregunta: “¿Cuántos riñones tenemos?” “¡Cuatro!”, responde el alumno. “¿Cuatro?”, replica el profesor, arrogante, de esos que sienten placer en pisotear los errores de los alumnos. “Traiga un fardo de pasto, pues tenemos un asno en la sala”, le ordena el profesor a su auxiliar. “¡Y para mí un cafecito!”, replicó el alumno al auxiliar del maestro. El profesor se enojó y expulsó al alumno de la sala. El alumno era, por cierto, el humorista Aparicio Torelly Aporelly (1895-1971), más conocido como el “Barón de Itararé”. Al salir de la sala, todavía el alumno tuvo la audacia de corregir al furioso maestro: “Usted me preguntó cuántos riñones ‘tenemos’. ‘Tenemos’ cuatro: dos míos y dos suyos. ‘Tenemos’ es una expresión usada para el plural. Que tenga un buen provecho y disfrute del pasto”. La vida exige mucho más comprensión que conocimiento. 

A veces, las personas, por tener un poco más de conocimiento o ‘creer’ que lo tienen, se sienten con derecho de subestimar a los demás.



Helen Keller una mujer que ha sido uno de los más grandes ejemplos de vida







La canasta de flores


Un día un hombre rico le regala a un hombre pobre una canasta llena de basura, el hombre pobre le sonrió y corrió con la canasta, la vacio y la lleno de flores y se la regaló al regresar, el hombre rico se asombró y preguntó:

¿Por qué me has dado flores si yo te di basura?.

El hombre pobre le dijo:

Porque cada quien da lo que tiene en su corazón.

DESCONOCIDO



No te dejes abatir por los problemas.

Haz como los pájaros: comienza el día cantando. La música es alimento para el espíritu.Canta cualquier cosa, canta desafinando, pero canta.Cantar dilata los pulmones y abre el alma para todo
lo bueno que la vida le ofrece.Si insistes en no cantar, por lo menos
escucha mucha música y déjate llevar por ella.
Ríete de la vida, ríete de los problemas, ríete de ti mismo. La gente
comienza a ser feliz cuando es capaz de reírse de sí misma. Ríete de las cosas buenas que te suceden. Ríete abiertamente para que todos se puedan contagiar de tu alegría.

No te dejes abatir por los problemas.

Si procuras convencerte de que estás bien, vas a terminar convenciéndote de que realmente lo estás, y cuando menos lo pienses te vas a sentir realmente bien.
El buen humor, así como el mal humor, se contagian. ¿Cuál de ellos vas a escoger?Si estás de buen humor, las personas a tu alrededor también lo estarán y eso te dará más fuerza.
Lee cosas positivas.Lee buenos libros, lee poesía, porque la poesía es el arte de aceitar el alma. Lee romances, historias de amor, o cualquier cosa que reavive tus sentimientos más
íntimos, y más puros.
Practica algún deporte.¡El peso de la cabeza es muy grande y tiene que ser contrabalanceado con algo! Además te vas a sentir bien dispuesto, más animado, más joven.
Encara tus obligaciones con satisfacción.Es maravilloso disfrutar lo
que se hace. Pon amor en todo lo que está a tu alcance. Cuando te
propongas hacer algo, ¡métete de cabeza!
No dejes escapar las oportunidades que la vida te ofrece, no vuelven. No eres tú que está pasando, son las oportunidades que dejaste ir.
Ninguna barrera es infranqueable si estás dispuesto a luchar contra ella. Si tus propósitos son positivos, nada podrá detenerlos. No dejes que tus problemas se acumulen, resuélvelos lo
antes posible.
Habla, conversa, explica, discute y perdona: el silencio mata. Exterioriza todo, deja que las personas sepan que las estimas, que las amas, que las necesitas. ¡Amar no es vergüenza, por
el contrario, es lindo!
Vuelve a las cosas puras, dedícate a la naturaleza. Cultiva tu interior y ella hará que brote belleza de todos tus poros.
No seas aburrido... ¡Tú puedes! ¡Todos podemos!Entonces ... ¡¡¡Vamos!!!
¡VIVE MEJOR!



martes, 4 de febrero de 2014

CUANDO EL ALMA LLORA

El cuerpo es el mensajero del Alma y cuando no lo escuchamos nos empieza a gritar, a veces muy fuerte, para que le prestemos atención… Y esos gemidos del alma son lo que conocemos como enfermedad.
Hace algún tiempo escribí un postexplicando como el cuerpo expresa las quejas del alma y como cada dolencia es un reflejo físico de nuestras emociones o pensamientos. Cada síntoma es un mensaje del alma que nos avisa que nos hemos alejado del camino o estamos ofreciendo resistencia al propósito de nuestra vida.
Quienes trabajan con la Sanación Holística saben que somos la unidad mente-cuerpo-alma-espíritu y que todo está interconectado. Es por eso que  cualquier proceso que vivenciemos se manifiesta en todos los planos y lo que no vivimos en la conciencia, el cuerpo lo vivirá como enfermedad, tristeza o depresión… Y mi alma está llorando a través un resfrío que ya cumplió 3 semanas.
Sabemos que los resfriados son una inflamación de la mucosa nasal y podemos vivirla con estornudos, tos, nariz y ojos irritados. En mi caso son todos los síntomas unidos a una perdida parcial de la voz…
Cuando tenemos dificultades con la adaptación social, cuando queremos estar solos o aislarnos y no lo hacemos por voluntad, el alma le exige al cuerpo –por medio de un resfrío o catarro– que te obligue a hacer un retiro con la excusa perfecta para mantenerse alejados del entorno por unos días.
El resfriado también es el encargado de liberarnos de pequeñas dosis de tristeza que hemos ido acumulando hasta convertirlas en una gran cantidad porque no nos atrevemos a hacer el duelo por las perdidas, porque hay cosas más importantes que detenernos a llorar por una decepción o simplemente porque las exigencias de la vida nos impiden parar unos momentos y hacer consciente que estamos tristes, que hemos perdido esa conexión con el interior y sobre todo porque no nos damos autorización para llorar y vivir la pena, el dolor, la rabia o la frustración.
Cuando empezamos a sentir que algo huele mal la mucosa nasal se activa para impedirnos sentir lo que no queremos oler que puede ser un conflicto o relación tensa con otras personas. El alma nos priva del olfato para que así tengamos una menor distracción con el afuera y centrarnos en nosotros.
Al tener los ojos irritados podemos darnos el permiso de llorar libremente porque ante la pregunta: ¿Por qué lloras? Respondemos: Es que estoy resfriada y todos se comportan de manera más comprensiva y benevolente con uno…
Cuando la ronquera te impide hablar el cuerpo te está pidiendo que no gastes tu energía, que la cuides y te deja sin habla para que hagas el trabajo solitario de reunir energía.
La tos es un gran cartel de stop para los demás que dice: no te me acerquesmantente lejos… Y así, con todos estos síntomas el cuerpo pide atención, descanso y soledad para poder meditar, reflexionar y –¿Por qué no?– Llorar…
¡Que Sabios son el Cuerpo y el Alma y que complicidad tienen entre si! disminuyen las exigencias externas y podemos irnos hacia el interior sin culpas de abandonar lo que dejamos afuera que siempre es la familia, la pareja, los amigos, los deberes, el ego…
La verdad es que recién me doy cuenta de que nunca me he permitido vivir mis duelos… Mi ego capricorniano me tiene convencida de que soy un pilar para los demás y que si caigo, todo se desmorona… y en realidad es un poco así, pero una vez pasada la crisis del dolor familiar, podría hacer que alguien me relevara como pilar para vivir el duelo a concho… Tampoco he vivido mis grandes decepciones porque siempre me estoy cuestionando si son los demás los que me decepcionan o soy yo quien pone muy altas expectativas… Lloro mucho, pero por tonteritas… Por las cosas realmente importantes como la muerte, la separación, la traición, los dolores de mis seres queridos, me shokeo y es como si el dolor me anestesiara y sigo funcionando en piloto automático hasta que pasa la impresión y luego sigo con mi vida, pero no me detengo a hacer la pataleta…
Y eso es lo que estoy haciendo hoy… me di permiso una semana para hacer el gran berrinche de mi vida para poder renacer… Y es que solo así puedo hacer consciente que tengo derecho a sentir pena…
Estamos iniciando un ciclo… Toca renacer a lo nuevo y no podemos seguir arrastrando viejas energías de cosas inconclusas… Hay que terminar… vaciar los cajones de recuerdos, rencores, iras, fracasos, decepciones… y estoy cerrando, concluyendo y dejando mis brazos vacíos de pesadas cargas para poder abrirlos a recibir lo nuevo…
Y ya estoy quedando limpia… he recuperado la voz y la irritación de nariz y ojos disminuye… pero lo principal es que siento como si hubiesen quitado un muro delante de mi… Siento que se abren nuevos caminos, siento como fluyen las energías…
Me he reconciliado con mi alma y con mi cuerpo…  Ahora si que estoy lista para renacer…

En Amor y Conciencia…














Caminemos de la mano de Jesús y la cosecha será abundante.


Amarse a uno mismo


Si no te amas a ti mismo nunca podrás amar a alguien más. Si no puedes tratarte amorosamente no puedes tratar amorosamente a los demás. Es psicológicamente imposible.

Cualquiera que sea la manera en que estás contigo, así estás con los otros. Esta es una idea básica, acéptala. Si te odias a ti mismo odiarás a otros; y te han enseñado a odiarte. Nunca alguien te ha dicho, “¡Ámate a ti mismo!”. La misma idea parece absurda: ¿amarse a uno mismo? La misma idea no tiene sentido: ¿amarse a uno mismo? Siempre pensamos que para amar uno necesita a alguien más. Pero si no lo aprendes contigo no podrás practicarlo con otros.

Te han dicho, condicionándote constantemente, que tú no tienes ningún valor. De todas las maneras posibles te han dicho, te han demostrado, que eres indigno, que no eres lo que deberías ser, que no eres aceptado así como eres. Hay muchos “deberías” que pesan sobre tu cabeza, y esos “deberías” son casi imposibles de satisfacer. Y cuando no puedes satisfacerlos, cuando no cumples esos objetivos, te sientes condenado. Un odio profundo surge hacia ti.

El primer paso es: Acéptate como eres; suelta todos los “deberías”. ¡No lleves ningún “debería” en tu corazón! Tú no debes ser alguien diferente; no se espera que hagas algo que no es propio de ti. Sólo has de ser tú mismo. Relájate y sólo sé tú mismo. Sé respetuoso con tu individualidad, y ten el valor de plasmar tu propia firma. No sigas copiando las firmas de otros.

Foto de Osho

Cuando no estás intentando convertirte en alguien más, entonces simplemente te relajas; entonces surge la gracia. Entonces te llenas de grandeza, esplendor, armonía… ¡porque entonces no hay conflicto! Ningún lugar a dónde ir, nada por qué luchar, nada que forzar, que imponer sobre ti violentamente. Te vuelves inocente.

En esa inocencia sentirás compasión y amor por ti. Te sentirás tan feliz contigo mismo que incluso si Dios viene y golpea a tu puerta y dice: “¿Te gustaría convertirte en alguien diferente?”, tú dirás: “¿Te has vuelto loco? ¡Soy perfecto! Gracias, pero no cambies nada de mí; soy perfecto como soy”.

Si vas a ver una pintura de Picasso y dices: “Esto está mal y eso está mal, y este color debería haber sido de esta manera”, estás negando a Picasso. Cuando dices: “Yo debería ser así”, estás intentando perfeccionar a Dios. Estás diciendo: “Metiste la pata; yo debería haber sido así, ¿y tú me has hecho así?”. Estás intentando perfeccionar a Dios. No es posible. Tu lucha es inútil, estás condenado al fracaso.

Y cuanto más fallas, más odias. Cuanto más fallas, te sientes más condenado. Cuanto más fallas, te sientes más impotente. Y de este odio, impotencia, ¿cómo puede surgir la compasión? La compasión surge cuando estás perfectamente centrado en tu ser. Tú dices: “Sí, así es como soy”. No tienes ideales que satisfacer. ¡Y de inmediato la plenitud comienza!


Las rosas florecen tan maravillosamente porque no están intentando convertirse en lotos. Y los lotos florecen tan maravillosamente porque no han oído historias de otras flores. Todo en la naturaleza marcha tan maravillosamente en armonía, porque nadie está intentando competir con alguien más, nadie está intentando convertirse en algún otro. Todo es como debe ser.

¡Sólo comprende este punto! Sólo sé tú mismo y recuerda que no puedes ser nada más, por más que lo intentes. Todo esfuerzo es vano. Sólo tienes que ser tú mismo.

Existen solamente dos caminos. Uno es rechazándote, pero tú seguirás siendo el mismo; o condenándote, pero tú seguirás siendo el mismo. El otro es aceptándote, entregándote, gozando, deleitándote, pero también tú seguirás siendo el mismo. Tu actitud puede ser diferente, pero tú siempre serás la persona que eres. Pero una vez que te aceptas, surge la plenitud.

Osho