sábado, 30 de noviembre de 2013

Sin intención de juzgar a quienes son adictos vaya este texto con toda mi comprensión y cunado digo comprensión, digo "abrazar" es eso lo que en filosofía significa.




¿Qué hacemos entonces cuando una adicción nos mantiene esclavizados al sufrimiento? ¿Qué hacemos cuando nuestras humanas limitaciones nos hacen repetir una y otra vez aquello que queremos evitar?

Sentir.

Ponernos en contacto con lo que el Espíritu nos dice dentro de nosotros, y no con lo que nuestro pensamiento nos dice que debemos y no debemos hacer para poder acercarnos al Espíritu.

Lo que...
sientes en este momento es, ni más ni menos, lo que necesitas para acercarte a Dios, independientemente de lo que te hayan enseñado a pensar. Sólo contactarte atentamente con Aquella parte de Ti que siempre se ha mantenido en contacto contigo.

Si prestas atención.

Si sientes sin miedo, te darás cuenta de que aquello que sientes te indica claramente lo que es benéfico para ti y lo que es perjudicial.

Sin dudas.

Sin pensamientos.

¿A quién engañarías diciendo que no deseas la sustancia a la que eres adicto cuando tu cuerpo te la pide fervientemente?

¿Cómo ocultarte a ti mismo que hierves en deseo de cometer aquella acción que bien sabes que es perjudicial para Ti?

No serán suficientes todos los pensamientos del mundo para desaparecer lo que sientes tan vívidamente. Aunque sean pensamientos acerca de lo Sagrado. Porque el Espíritu está hecho para vivirse y no para pensarse.

Así que no es la negación el camino que nos conviene.

Seamos honestos.

¿Cómo ocultaríamos el hecho de que sufrimos cuando actuamos en contra de los demás o de nosotros mismos?

¿Serían suficientes todas las excusas para cambiar la realidad del sufrimiento después de una acción equivocada?

No puedes fingir, ni negar lo que sientes. Así, es sintiendo como conoceré mi realidad interior.

Porque no es tan difícil: Si te quema, suéltalo.

Esto es en mi opinión lo que debe hacerse:

Ver, en lugar de cerrar los ojos.

Tomar lo que beneficia. Soltar lo que daña.

Y sintamos lo que sintamos, recordemos que en todo momento podemos “Elegir”.

Talvez sientas ganas de perjudicar. Talvez hayas perjudicado muchas veces en el pasado.

Pero ahora puedes Elegir algo distinto. Porque tienes ese derecho.

El derecho de recordarte. El derecho de ser feliz. El derecho de ser Tú.

El derecho de Ser lo que Eres…y dejar de ser lo que fuiste.

Amo tu rostro y no tu máscara.

Porque puedo ver a Dios en tu mirada, y sentirme acompañado por tus palabras.

Porque Eres mucho mejor de lo que crees que eres. Porque te duele cuando actúas sin dignidad. Porque anhelas la Felicidad.

Que obtengas las Felicidad que buscas.

Que nos bendigas con Tu Felicidad.
 
 
 
 
Cada quien elige y cada quien podrá salir de este pozo si acepta ayuda.
 




 
¿Acaso es utópico pensar que todos podamos conjugar este verbo diariamente?
Por cierto es que todos encontramos piedras en el camino y muchas veces nos sentimos no sólo frustrados sino también agotados, rendidos y sin querer seguir por el camino que deseamos. Pero cada piedra, cada obstáculo es una nueva oportunidad para continuar caminando. No lo olvides.
 
 
Les regalo algunas de las tantas y sabias frases de Albert Einstein que valen la pena leer y reflexionar sobre ellas...



 
"Los conceptos y principios fundamentales de la ciencia son invenciones libres del espíritu humano."
 
"La ley de la gravedad no es responsable de que la gente se enamore."

"Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen milagros, la otra es creer que todo es un milagro."

"Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo."

"Yo nunca pienso en el futuro. Viene bastante rápido."

"Intenta no volverte un hombre de éxito, sino volverte un hombre de valor."

"La única cosa realmente valiosa es la intuición."

"Dos cosas son infinitas: el universo y la estupidez humana; y yo no estoy seguro sobre el universo."

"La formulación de un problema, es más importante que su solución."

"El que no posee el don de maravillarse ni de entusiasmarse más le valdría estar muerto, porque sus ojos están cerrados."
 


¡Cómo cambiaría todo si cada uno de nosotros pongamos más en práctica el servicio a quien lo necesita!
 
No importa lo poco  mucho que puedas dar, cada gota suma y es parte del gran océano.
 
¡No lo olvides!
 
 


Siempre rema y no te des por vencido.
¡Se puede!

viernes, 29 de noviembre de 2013

Léelo porque ¡vale la pena!

Un niño estaba parado, descalzo, frente a una tienda de zapatos temblando de frío. Una señora se acercó y le dijo: "Mi pequeño amigo ¿qué estás mirando con tanto interés en esa ventana?". Él respondió: "Le estoy pidiendo a Dios que me de un par de zapatos".
 


 La señora lo tomó de la mano y lo llevó adentro de la tienda y pidió a un empleado media docena de pares de medias para el niño y un par de zapatos. Preguntó si podría prestarle una tina con agua y una toalla y llevó al niño a la parte trasera de la tienda. Con cariño empezó a lavar los pies del niño y se los secó, luego le colocó las medias y los zapatos. Ella acarició al niño en la cabeza y le dijo: "¡No hay duda pequeño amigo que te sientes más cómodo ahora!"....


 Mientras ella daba la vuelta para marcharse, el niño muy feliz, la alcanzó y la tomó de la mano, mirándola con lágrimas en los ojos le preguntó: "¿Es usted la esposa de Dios?. La Señora le respondió: "No, solamente soy una mujer agradecida con lo que el me ha dado".